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sábado, 16 de enero de 2010

La ciudad de los escalones


Esta es una urbe llena de historia, singularidades y caprichos de la naturaleza. En ella se ubica el punto más alto del país, el Pico Turquino ubicado en la Sierra Maestra, la cadena montañosa que sirvió de epicentro del gran terremoto que fue la Revolución Cubana.

En la ciudad santiaguera también se encuentra el antiguo Cuartel Moncada, que como dijera Fidel Castro, fue el motor pequeño que encendiera uno más grande. Y como si esto fuera poco, aquí se halla La Gran Piedra, que a pocos kilómetros de la ciudad se erige como uno de los parajes de la geografía cubana que más desafía la mente e imaginación de quienes la visitan: meteorólogos, biólogos, botánicos, fotógrafos, excursionistas, alpinistas, etc. Pero estas son solo algunas de las maravillas que hacen de Santiago de Cuba una ciudad diferente. Existen otras menos conocidas.

Como modelo a gran escala de un enrevesado diseño arquitectónico, se trazan las calles santiagueras cual si fueran pasillos de un laberinto. No pocas personas y sí en muchas ocasiones, nos ha sorprendido la risa cuando nos hemos perdido paseando por la ciudad.



En otras oportunidades, nos asalta la duda del por qué de las escalinatas: necesidades de la planificación de Santiago de Cuba, o simples caprichos diabólicos de los arquitectos que han habitado en la ciudad por siglos, y cuyo objetivo era el de burlarse de las mentes. Y no es extraño dudar, ¡Santiago de Cuba es la ciudad que más escalinatas tiene en toda Cuba!

Pero, por supuesto que la construcción de las escalinatas no responde al goce de los ingenieros, sino a las dificultades que se toparon los colonizadores a su llegada a esta lejana geografía.

La compleja y atípica topografía santiaguera está dividida en tres terrazas naturales, trajeron como consecuencia que el trazado de las calles, también fuera complejo y atípico. Así es como aparecen las escalinatas como vías de acceso para llegar a todos los parajes de la villa y futura ciudad.

Aunque existen otras opiniones que ubican la fuente de inspiración de tan especiales calles en el plano de la defensa militar, basta con recordar que la Villa de Santiago de Cuba era en el tiempo de la colonia uno de los principales puertos de Cuba, lo que la convertía además, en perla muy preciada por corsarios y piratas.
Hasta nuestros días llegan alrededor de 15 calles escalonadas, siendo la más conocida y popular, la Escalinata de Padre Pico.



Según cuenta la historia, en una ocasión un gallego llegó a la ciudad y estableció un negocio en la esquina de la loma. Este gallego se llamaba Juan Corvacho, de ahí que este lugar, conocido como Loma Hueca, popularmente adoptara el nombre de Loma de Corvacho.

Precisamente en aquella empinada loma se construyó, en los primeros años del siglo XX, la escalinata que actualmente hay, por orden del entonces alcalde de la ciudad Don Emilio Bacardí Moreau.

La decisión de nombrarla Padre Pico tuvo como objetivo homenajear toda la labor humanitaria que desarrolló el Padre Bernardo Antonio Del Pico y Rodín a favor de los pobres y enfermos. A él se debió la creación de la antigua Casa de Beneficencia de la ciudad.

Con más de cien años de existencia, cuantas cosas podría contar la Escalinata de Padre Pico. Si le preguntásemos, sin dudas describiría con dolor la vez que fue testigo del asesinato de tres jóvenes revolucionarios de la lucha clandestina santiaguera: Tony Alomá, Pepito Tey y Oto Parellada.

Ubicada en la calle Padre Pico, esta escalinata se encuentra cerca de la Loma del Intendente, entre las céntricas calles de Santa Lucía y Santa Rita. Con ella, la ciudad ganó un mirador en el mismo centro de la urbe.

Pequeña para quienes juegan a saltar entre sus escalones, e inmensa para quien arrastra varias décadas en sus cabellos, la Escalinata de Padre Pico cuenta con 52 escalones, repartidos con 4 peldaños y uno de descanso, así sucesivamente hasta sumar 5 en total.

Pero todas las calles escalonadas de la ciudad no tienen la misma estructura: algunas no poseen peldaños de descanso, estas son las que se ubican en pendientes poco elevadas y que por tanto no requieren de tanto esfuerzo; y ocurre todo lo contrario con las que se sitúan en las lomas más inclinadas, pues estas poseen más de 50 escalones y muchísimos peldaños de descanso.

Otras escalinatas solo se encuentran en el área correspondiente a las aceras, permitiendo así el tránsito de los vehículos y de los peatones con mayor facilidad para estos últimos. Y a pesar de que existen más de 15 diseminadas por toda la ciudad, aunque la mayoría se encuentran en el centro, algunos estudiosos plantean que debido a la abrupta topografía, en realidad se precisan muchas más, uno de estos tramos es, por ejemplo, el de San Basilio, entre Corona y Padre Pico, en cuya cima descansa el Balcón de Velázquez.



Si bien las escalinatas dificultan el traslado de los automóviles e impiden que sus vecinos puedan contar con parqueos para vehículos, estos se consuelan con la oportunidad de tener un espacio de eterna tranquilidad en el que pueden conversar, reunirse para pasar una tarde jugando dominó, o simplemente la utiliza el cuentero del barrio como tribuna para sus chistes.

Nada, que Santiago es la ciudad de las montañas, las lomas y las escalinatas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

estás segura de lo que dices?

Koral dijo...

Aquí agregué algunas imágenes de las escalinatas de Santiago de Cuba, hay otras e incluso si contamos las que se encuentran en las calles solo para peatones son muchísimas... pero estas son solo algunas

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