Nuevos blogs de Santiago de Cuba

Santiago de Cuba tiene nuevos blogs 2en1 y 2paratodos

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de la alpinia y otras malas hierbas

jueves, 25 de marzo de 2010

Los emigrantes periodistas digitales santiagueros: el ¿nacimiento? de una blogosfera




Window e internet me sorprendieron cuando aún escribía en una hispano Olivetti no con caries, sino con dentadura postiza. Así comenzaba mi incestuoso viaje por el mundo de la computación y de la Red de Redes.

Sin temor ni pena reconozco mi condición de emigrante digital, de ahí el título de este texto, pues no tuve la escalofriante dicha de descubrir Internet cuando hacer periodismo me provocaba el dolor de estómago de la alegría y el miedo.

Testigo de mis metidas de patas son mis compañeros de trabajo y mi hijo, ellos en numerosas ocasiones, en el pasado y aún hoy en el presente, acuden cuando mis gritos brotan al no saber cómo guardar un documento, o como configurar una impresora.

Así, navegando entre la obligación y la curiosidad que provoca el deseo, o el deseo que provoca la curiosidad, y dando no pocos tropezones nació de la alpinia y otras malas hierbas. Aún deseando comentarios sinceros y no por encargo y tormento a mis conocidos, experimentando con la hipertextualidad y deseando la interactividad, detractora del periodismo tradicional, es que mantengo mi blog, por mucho una de las experiencias profesionales más inquietantes, una digna caja de pandora donde coloco los frutos de las actuales catarsis de mi vida.

Un día, uno de eso en que te sorprende un e-mail de un amigo, Cedeño me extendió una invitación a formar parte de blogueros del sol, una especie de directorio que pretende unificar y agrupar los periodistas devenidos blogueros de la parte más oriental de Cuba.

Sin dudas que resulta un excelente idea, como otras tantas de él, la de crear un espacio virtual que agrupe algunas de las páginas personales de nosotros los profesionales de la palabra. Un espacio que resulta la oportunidad perfecta para lograr un mejor posicionamiento, una forma de redirigir a los cibernautas a nuestros sitios e iniciarlos así en un sofocante viaje por nuestros hiperenlaces.

¿Pero será este sitio la prueba fehaciente de una blogosfera que nace?

Mucho queda por hacer, enlazarnos, comentarnos, conversar entre nosotros, conocernos no como personas solamente, sino como periodistas blogueros con experiencias y realidades que queremos dar a conocer, realidades en las que todos, de una u otra forma, compartimos y formamos partes, unas veces más cerca y otras un poco más lejos.

Bienvenido sea entonces blogueros del sol, sin dudas una forma de dejar de ser blogs separados, para transformarnos en una blogosfera.

viernes, 5 de marzo de 2010

La sumisión del género, o de las mujeres?

El último día que nos reunimos en casa un grupo de amigos, escuché acerca de “la sumisión y la obediencia a que son sometidas las mujeres en muchas partes del mundo”.

Unos estuvieron de acuerdo, otros prefirieron escuchar y los menos, donde me encontraba yo, empezamos a polemizar acerca del género como fundamento de utilidad para el análisis de la condición de vida de mujeres y hombres.

Los del último grupo dejamos bien claro que desde la sociedad primitiva hasta el presente, la humanidad ha sido testigo de las más diversas manifestaciones de subordinación de las mujeres a los hombres, y éstas han andado desde las más burdas expresiones de segregación y aislamiento, hasta las formas más ladinas y cautelosas de acatamiento a los esquemas que han definido la estructura de la sociedad patriarcal.

A partir de ese punto coincidimos, que todo lo relacionado con el género, es tema recurrente desde hace ya un buen tiempo, lo mismo en círculos de amigos, medios de difusión, propaganda, etc.

Las féminas participantes en el debate dejamos bien claro que la realidad cubana actual muestra que a pesar de la creciente inserción de la mujer en los diferentes espacios de la vida social y los cambios ocurridos como consecuencia en sus identidades de género, continuamos siendo partícipes de una sociedad profundamente diferenciada, con su inevitable implicación en todos los órdenes. Una revolución social implica siempre la revolución cultural, aunque no en la misma medida y velocidad.

Pusimos ejemplos de lo que hacen tanto el movimiento feminista internacional y en el caso nuestro, la Federación de Mujeres Cubanas, FMC, en este sentido.

Para encaminar de cierta manera este debate cuyo escenario fue mi casa, le expliqué a quienes no sabían, que el género es una categoría de suma importancia, que además, facilita el análisis y la comprensión de la condición femenina y masculina, y permite explicar cómo se produce la construcción de las subjetividades atendiendo a la significación social de cada sexo, lo que se contrapone al discurso androcéntrico que ha distinguido a la ciencia durante siglos.

Una arquitecta presente en la conversación, pero defensora del tema argumentó también que los estudios de género son sometidos a reevaluaciones y cuestionamientos constantes, suscitando polémicas y generando posturas científicas muy diversas, por lo que resulta difícil plantear un sistema de conocimientos acabados en torno al tema.

La lucha por el logro de la equidad de género y el bienestar social, expresado en sus diferentes formas, constituye parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que con vistas al progreso humano se aprobaron en la Cumbre del Milenio en el año 2 000, Organización de las Naciones Unidas, ONU 2003.

De un Turquino a otro Turquino

Conversación con Clara Castillo Alcántara, primera directora de Tele Rebelde.




Quienes la conocen, me aseguran que es una mujer muy alegre, muy coqueta, siempre con una sonrisa dibujada en su rostro y dispuesta a alegrar a quien lo necesita. Pero eso sí, muy segura a la hora de dirigir un programa, diestra en el manejo de los controles del máster, muy certera en la dirección de actores, coordinadores, camarógrafos y exacta en el momento de cortar un plano o musicalizar un programa.

Nada, que aún cuando logra disimular los nervios que provocan trabajar en la televisión, se muestra hoy como una mujer segura de sí misma y muy alegre a la vez.
Pero esa Clarita no fue la que me encontré el día que decidí escudriñar en su vida. Me esperaba en la recepción del telecentro como quien va a ser juzgada por una deidad. Su sonrisa, con esa alegría característica, era reemplazada por un gesto de amabilidad que esconde el nerviosismo.

Dicen los manuales de periodismo que en presencia de un entrevistado nervioso, primero se debe conversar con él, crear un ambiente de familiaridad y de confianza, y luego, proseguir con la entrevista.

Conversamos sobre los inicios de la programación en la provincia, y es que precisamente, en el 2008, se cumplieron 40 años de la televisión en Santiago de Cuba.

El 22 de julio de 1968 se inauguraba un nuevo canal en la región oriental del país, entonces surgía así Tele Rebelde. ¿Pero qué características tenía este nuevo canal? Clarita me comentó que debía informar sobre la vida cultural, política y social de la región oriental pero con la visión de los pobladores de esta zona.

Además de la parte informativa, existían espacios deportivos, juveniles, musicales, dramáticos, infantiles y variado, con una transmisión de seis horas diarias de lunes a sábado y los domingos a partir de la una de la tarde.

Con cierta añoranza me contó cuando en abril de 1979 se unificó el canal dos con Tele Rebelde, y se mantuvieron los mejores programas que se generaban en este último y el noticiero oriental para la zona. Este canal nacional tomaría el nombre del nuestro, Tele Rebelde.

Algunos años más tarde, el 16 de abril de 1986, sale desde Santiago de Cuba por primera vez la señal de Tele Turquino, el telecentro provincial.

Platicamos por largo tiempo, y luego de conocer brevemente la historia de mi Telecentro provincial, le expliqué que este diálogo era un ejercicio académico, le confesé que pretendía tener algo así como una conversación con ella, no una entrevista propiamente dicha.

Entonces, finalmente, volvió la sonrisa y la mirada cómplice de Clara Castillo Alcántara, la primera directora de televisión que tuvo el entonces Canal Nacional Tele Rebelde.

Todo comenzó a los 10 años de edad cuando en 1958 se convirtió en locutora de un programa infantil en la emisora Radio Turquino, ubicada en la calle Bayamo. Todos los sábados en la mañana los radioyentes escuchaban su voz por la radio. Clara no podía imaginarse que su carrera artística, su acercamiento a los medios de comunicación masivos, comenzaría en una emisora llamada Radio Turquino y que terminaría, décadas después, trabajando en un Telecentro de mismo nombre.

Pero su breve incursión por la radio finalizó cuando decidió, dos años después, cambiar el micrófono por la cartilla de alfabetización. Esta historia pudiera ser muy común para las familias cubanas, pero no lo era para una niña de 12 años, que tuvo la inteligencia suficiente como para comprender la necesidad de los primeros años de la Revolución y la osadía de dejar su hogar y ayudar a quienes más lo necesitaban.

Pero una breve pausa en sus inicios como artistas, no fue suficiente para alejarla del fascinante mundo de los medios de comunicación. Nuevamente llegó a ellos de una forma inusitada.

Tras finalizar la campaña de alfabetización y con solo 12 años, decidió convertirse en instructora de arte, aún permanecía en ella latente el deseo de convertirse en artista de la palabra.

Llegó a La Habana a la Escuela Ciudad Libertad. Compartió con personas de todas las provincias y municipios del país, y de procedencia social muy diversa. Siendo la estudiante más joven de la escuela en la especialidad de teatro, experimentó varios momentos pero que solo hoy comprende cómo determinaron en su vida posterior.

Un día, estando en la oficina del director Castellano, visitó la escuela Fidel Castro. Por el pasillo sintió como anunciaban su visita. Ante su llegada, decidió retirarse un poco. Fidel, al notar su presencia, le preguntó al director por qué se encontraba allí, y este le explicó que por no encontrarse al mismo nivel de sus compañeros, le estaba aconsejando que cambiara de la especialidad de actuación a la de artes plásticas o de danza.

Fidel, de inmediato, se dirigió hacia ella y le preguntó: ¿tú quieres ser instructora de arte? ¿Y vas a trabajar donde la Revolución disponga? Con la timidez de una muchachita de 12 años le respondió que sí. Fidel, entonces dirigiendo su mirada al director, le respondió: “¡Hay Castellanito deja eso!”.

Hoy recuerda la anécdota con cierta sonrisa de complicidad, y recuerda que, gracias a ese día, continuó siendo una de las alumnas más joven de la escuela de instructores de arte. Solo lamenta, años después, que nunca pudo compartir la anécdota y su agradecimiento con Fidel, pues comprende que nunca hubiese sido ni buena bailarina ni buena artista de la plástica.

De regreso en Santiago de Cuba, comienza a trabajar en Dos Caminos donde estuvo durante tres años y algunos meses, hasta que es trasladada para trabajar en el plan del cultivo de tomates en el municipio de Mayarí. Regresa a la ciudad, y al poco tiempo, comienza en la Televisión, en el entonces Canal Nacional Tele Rebelde, canal destinado para promover el acontecer de la región oriental del país.

En 1968, existían en Santiago de Cuba pocas personas con conocimientos del medio, y los que lo tenían, eran empíricos. Así que una persona que supiese algo de arte, era algo más que nada. Esa fue una de las razones por las cuales entró a trabajar en Tele Rebelde, porque tenía conocimientos de la actuación.

La otra razón, fue el destino.

Comenzaron a trabajar 4 graduados de instructores de arte y cada uno fue asignado en un puesto distinto. Por una cuestión del azar, Clara Castillo Alcántara debía aprender el trabajo de un director de televisión, la encargada de su educación fue la directora de la Habana Consuelo Elba Álvarez, quien se encontraba colaborando con el canal que comenzaba y era la directora de la programación infantil.

Cuenta que en ese momento, el entonces director general del canal Jesús Cabrera, le orientó que debía trabajar con una mujer y señaló hacia un lugar donde se encontraba Consuelo, pero desconocía cuál era el oficio que iba a aprender.

Lágrimas salieron de su rostro cuando se enteró que iba a convertirse en directora de televisión. En la escuela era muy buena en la pantomima, y es que era la actuación lo que ella había estudiado y deseaba realizar. Ese era su sueño. No obstante, hoy nos confiesa ser una amante de su trabajo.

Comenzó trabajando en la programación infantil, en El Recreo Infantil. Quizás, por haber sido precisamente este tipo de programa de televisión en el que comenzó su carrera, que en la actualidad sean los infantiles su programación preferida.
Jesús Cabrera decidió que se convirtiera en directora de programas infantiles debido al peso que tenían estos en la programación del canal. Existían tres programas infantiles basados en las necesidades de los niños. En aquel entonces, en las escuelas en Santiago de Cuba, los profesores en algunas escuelas no consideraban el recreo como un momento de esparcimiento y de juego. Es cuando surge el programa de participación El Recreo Infantil como medio para orientar a los niños y sus profesores. Actuaban magos, payasos y una locutora. Completaban la programación Taller de Muñecos y Cuento Infantil.

Fue El Recreo Infantil quien hizo a Clara Castillo Alcántara directora de programas de la televisión. El mismo era dirigido por Consuelo Elba Álvarez quien en una ocasión tuvo que viajar a La Habana por cuestiones familiares, y ese mismo día Clara fue, por primera vez, directora de un programa en vivo completamente sola. Al finalizar, Jesús Cabrera le dijo: “¡Ya eres directora de programa!” Tiempo después, salía un escrito en la Revista Bohemia titulado “Clara Castillo Alcántara: la directora más joven de Cuba”.

Ya anteriormente había tenido a cargo la realización del mismo, pero nunca antes se había enfrentado completamente sola a la responsabilidad de dirigir un programa, que por demás, era en vivo, con participación de niños y donde interactuaban actores y una locutora.

El nerviosismo que sintió en aquel momento, aún hoy no ha desaparecido. En la actualidad gran parte de los programas en la televisión cubana son grabados, pero aún así, nos confiesa que el proceso de grabación la asusta muchísimo.

Y es que los nervios le han hecho dudar de su aptitud como directora, incluso en una ocasión hicieron que se decidiese a abandonar el medio. Al cabo de dos o tres años de trabajo, le informó a Jesús Cabrera y este le explicó que el día que no sintiese eso es, debía dejar el oficio, por respeto a ella y al arte que hacía. Durante décadas, Clara ha aprendido a vivir, o convivir, con sus nervios…

Y es que los años de trabajo le han hecho acreedora de numerosas anécdotas de los inicios de la televisión en nuestra provincia.

Con una mezcla de melancolía y sonrisa de quien recuerda picardías, me reveló algunos trucos de la televisión en vivo, cuando se montaba en menos de 20 minutos un round de boxeo, o de la ocasión en que uno de los padres de la locución y conducción en Cuba, Germán Pinelli, salió a la calle en ropa interior cuando por primera vez sintió un temblor en nuestra ciudad. O de las veces que se comió las uñas cuando el avión en que venía Pinelli llegaba tarde y él entraba en medio del programa, sin saber quienes eran los invitados musicales, sin saber de qué tema se trataba y sin hablar con Clara… finalmente, salió todo bien.

También me contó con orgullo algunas de las personas que conoció años atrás: Rosita Fornés, músicos de la Orquesta Aragón, Omara Portuondo, Elena Burke y Moraima Secada, Consuelito Vidal, Dinora del Real, José Antonio Espinosa, y muchos más.
Casi al final, la melancolía enrareció el clima de la conversación. Llegó la añoranza por los tiempos en que la televisión que se hacía en Santiago era distinta: un canal de televisión nacional, donde actuaban las personas más importantes del panorama cultural de la sociedad cubana, añoranza por un tiempo en que se conocía y reconocía a Santiago de Cuba como la verdadera segunda ciudad de importancia del país. Un tiempo en que nadie sabía nada y lo poco que conocían, lo compartían entre todos, un tiempo de aprendizaje y de búsqueda, de cometer errores y de aprender de ellos.

Termino esta conversación con una mujer que impresiona por los reconocimientos alcanzados durante décadas, pero también sorprende por su carácter, por los conocimientos que tiene y por todas las anécdotas que aún esperan por ser descubiertas.

Me voy triste porque la dejo pensativa, preocupada por el futuro de la televisión en nuestra ciudad: le preocupa que los jóvenes que llegan a esa escuela que es Tele Turquino, no sientan como ella la pasión por un medio que tuvo la oportunidad de ver crecer.

Blogs + glocal = bloglocalidad



¿Para qué sirve mi blog, cuáles razones justificarían hacerme uno?

En el nacimiento de la alpinia y otras malas hierbas, me cuestionaba la utilidad de tener un blog. Hoy comprendo que los blogs son espacios que nacen del deseo, las actitudes y aptitudes personales, y en reiteradas ocasiones reflejan el medio local de quien los crea.

Esa tendencia de privilegiar el espacio cercano y personal, unido al real potencial de llegar a miles de cibernautas, hacen de los blogs el vehículo ideal de compartir el espacio local a escala global. Lo que se conoce como la glocal, o el llamado periodismo glocal.

Esto tiene su origen en la segmentación de los cibernautas, como consecuencia de la presencia en Internet de disímiles medios de de comunicación e infinita cantidad de fuentes de información. Así surgieron cada día cibernautas más especializados en la antiquísima necesidad de informarse.

Los usuarios de Internet escogen, a través de buscadores, qué es lo que quieren leer, no hay necesidad de esperar a que un órgano de difusión publique sobre un tema o un área geográfica en particular. El cibernauta tiene la posibilidad de buscar –o googlear– y satisfacer él mismo su necesidad informativa específica, de ahí que lo local adquiera gran significación en el panorama global.

En este proceso de mundialización de la comunicación, se redescubre los valores de lo local.

Pero claro, esta sensación de “lo local” ha sido un término asumido tradicionalmente por el periodismo y constituye uno de los criterios a tener en cuenta para determinar qué es noticia y qué no.

En la academia se enseña que “lo local” se traduce en el criterio de la proximidad o cercanía, o el impacto sobre la nación y sobre el interés nacional que pueda tener un hecho en sí. Tradicionalmente eso era noticia.

Pero en la actualidad, este valor de proximidad o cercanía se entiende como cercanía del receptor a identificarse con el acontecimiento, ya sea desde el punto de vista geográfico, cultural, social o ideológico. Se trata de la búsqueda de otros códigos comunes que unan al periodista –o blogger si se prefiere en este caso– con la pluralidad de lectores provenientes de culturas e ideologías diferentes: unir la objetividad periodística con la objetada subjetividad del emisor con el fin de crear espacios conversacionales.

Entonces, la bloglocalidad sería el periodismo local, en un blog, que de tratamiento a un tema, sin importar el área de la realidad objetiva que se trate, pero desde el punto de vista de la proximidad al ciudadano, una proximidad afectiva, semántica e intercultural.

Así es como un blog hecho por una periodista santiaguera, puede adquirir gran importancia en la satisfacción de necesidades informativas que sobre la ciudad de Santiago de Cuba se tengan.

martes, 2 de marzo de 2010

De los males, el menor?

Era incrédula en pensar si Santiago clasificaba o no en la pelota, finalmente, compartí la alegría de ver a Santiago clasificar, pero para qué? para verla perder dos veces? Y de esa manera?

Ni Vera, que junto a Meriño son para mí las figuras más maduras que quedan en el equipo, pudo detener el ímpetu de los villaclareños.

Con dolor vimos los millares de santiagueros perder a la "aplanadora?".

Solo esperamos, y anhelamos y casi imploramos, que la historia no se repita en el Guillermón Moncada, por la salud de los santiagueros, que esperemos que a las avispas, le caiga mejor el jugo de naranja.

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Una mascota para odiar







Recuerdo la alegría de mi hijo cuando siendo pequeño descubrió en el patio unos “simpáticos y curiosos” pececitos que eran un alimento del agrado de su goldfish. También fue grande mi admiración y mi risa cuando en su escaso lenguaje me explicaba que era capaz de criarlos él mismo y así no hacía falta comprar comida para peces.

Esa era la primera vez que veía una larva de mosquito.

En el tortuoso camino de su desarrollo, muchas especies animales pasaron por mi casa. Recuerdo el cocuyo que ganó su libertad tras sobrevivir semanas de encarcelamiento y unas cuantas sacudidas del pomo en que vivía; las gallinas que le regalaban cada mañana un huevo aún cuando en su frustración e ingenuidad esperaba el día que le salieran crestas y espuelas para echarlos a pelear.

También recuerdo el osito alado del parque de diversiones que tras un gran susto y unas cuantas lágrimas resultó ser un murciélago y los periquitos que no nacieron porque mi inocente hijo quería ver lo que había dentro de los frágiles huevos. Muchas son las historias fruto de su curiosidad infantil.

Pero ninguna de esas mascotas fue la causante años después de un gran susto y sufrimiento.

Fue en el 2007 cuando mi hijo fue hospitalizado con sospecha de tener dengue. Esta es una enfermedad un poco traicionera, porque en un principio su condición fue confundida con una ingesta, aunque ante la aparición de las petequias, las dudas se esfumaron.

Las fiebres que provoca el dengue, 40 grados, es una experiencia verdaderamente desesperante, donde conseguir bajar un solo grado, una triste rayita del termómetro, resulta extremadamente difícil… y muchas fueron las horas en las que deseé tanto bajar, al menos, esa triste rayita.

Gracias que no hubo mayores secuelas que unos cuantos pinchazos y unas cuantas visitas al médico. Lo que si surgió de esa experiencia fue una guerra declarada a los mosquitos. Atrás quedaba la mirada ingenua y de ternura por esos maravillosos “pececitos”.

En la actualidad, y solo me atrevo a confesarlo aquí, es que encontré unas larvas de mosquito en el tanque de agua de mi casa, y no fue por falta de revisión periódica, pero resulta que todo sistema es falible.

Una vez más tuve que acudir a esa extraña relación larva/pececito del pasado. Una amistad me sugirió que tirara uno gupies en los tanques de mi casa. Primero pensé que era un invento más de los cubanos, pero me aclararon que los gupies se usan en las Antillas para contrarrestar las larvas de los mosquitos transmisores de la malaria.

Nada, que tengo la seguridad de no criar mosquitos, aunque ahora, más que nunca, hiervo el agua, porque lo que sí nadie me ha comentado es qué produce a la salud humana las heces fecales de los pececitos. Ahora ando en busca de esa respuesta.