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lunes, 15 de febrero de 2010

El desarrollo hiere las tradiciones.

Es cierto que la ciudad de Santiago de Cuba ha sido capaz de inspirar increíbles paisajes citadinos a través de las habilidosas manos de artistas como Botalín o Aguilera.

Recordar que fueron sus habitantes, calles, recovecos y muros los que conquistaron a William Vivanco a componer y recopilar el que es, en los últimos años, uno de los discos de música que más retrata y homenajea a esta preciosa ciudad.

Claro está que eso sin dejar de mencionar que es Santiago de Cuba tierra de poetas donde florecen cual semillas que germinan por sus calles abonadas por el trabajo titánico de centros como la editorial Oriente, Ediciones Santiago y la UNEAC.

De igual forma, la campiña cubana ha tenido el mismo efecto inspirador en los artistas, así que dejemos atrás las ilusorias fronteras de lo rural y lo urbano.

Pensar en un campo de Cuba, es remitirse casi instantáneamente a un paisaje poblado de bohíos, palmas reales y amplias praderas. En las verdaderas zonas rurales, es visualizar una cocina a leña, grandes calderos, el colador rústico que no falta para colar el café de la mañana, las gallinas que lo pican todo, el cerdo que casi pasa por un perro y el guajiro machete en mano montando a caballo pastoreando animales.

Esa idea, ideal para algunos, se encuentra en peligro de desaparecer en algunos parajes de nuestra serranía. El desarrollo, siempre que irrumpa respetando el medio ambiente y a las personas, no debe ser malo. Sería injusto, y hasta egoísta, pensar en la idea de congelar en el tiempo las zonas más apartadas de nuestro país para que lucieran una imagen más añeja y acorde con la geografía en que se encuentran.

Pero lo que sí es cierto también, es que no fueron casas de hormigón y sí los bohíos los que inspiraron e impulsaron a insignias artistas de la plástica como Mariano y Carlos Enríquez a reflejar el tema rural en sus obras.

Por su ubicación geográfica, Cuba se ha convertido, casi obligatoriamente y por desgracia, en un punto turístico de huracanes y tormentas tropicales. De ahí la necesidad de plantearse nuevas estrategias urbanísticas en las que se incluyen la creación de viviendas más resistentes.

Esta idea a la vez de garantizar hogares más duraderos, ha traído como consecuencia que pueblos en los que el fondo habitacional era ocupado mayoritariamente por descendientes modernos de construcciones indígenas, o sea los bohíos, en la actualidad muestran un rostro que se asemeja más a pequeñas ciudades donde habita el hormigón y el asfalto.

Aunque en mi opinión en ese contexto de estas poblaciones se mantuviera un bohío a modo de sitio donde jugar dominó y realizar alguna que otra actividad cultural, por lo menos ahí, sería bueno mantener esa imagen de la campiña que ha inspirado a tantos.

Vivimos en una era donde se dice que lo tradicional sucumbe ante el impetuoso avance del desarrollo de todas las ramas del saber. Cuba, insertada en esa amplia red global, no escapa a tal fenómeno.

Con un sincero anhelo y propósito de mejorar las condiciones de los habitantes de las zonas rurales de nuestro país, el gobierno cubano día a día trabaja por acercar las más modernas tecnologías y facilidades a las poblaciones de los campesinos. Pero con el resplandor de las ollas arroceras, de las vasijas de teflón y las cocinas eléctricas que no manchan los calderos, ¿quién va a querer volver a cocinar con leña?

Al final, esas son cuestiones materiales que en la balanza de los pro y los contras, el saldo es favorable y se inclina por los beneficios. Porque también es cierto, que Cuba no escapa al fenómeno de las migraciones de las personas de las zonas rurales hacia las ciudades, y estas medidas pueden ser paliativos para evitar tales procesos sociales.

Más importante que con qué se cocina o dónde se viva, es que las personas que lo hacen sigan teniendo esa asombrosa capacidad de mezclar características que los hacen únicos: personas humildes, bondadosas, serviciales, jaraneros…, pero cuando tuvieron que utilizar el machete para algo más que cortar caña, así lo hicieron.

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